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Claribel López Rodríguez – Logopeda Col. CPLCM 28/0938
Los malos hábitos orales también llamados parafunciones, engloban aquellas acciones realizadas de manera repetida y automática en la zona oral que no son favorables para el correcto crecimiento óseo, muscular y funcional de las estructuras orofaciales y que provocarán una desviación del patrón normal de crecimiento dando lugar a deformaciones faciales y/o dentoesqueletales.
Los malos hábitos más comunes que podemos observar en los niños son: succión, interposición del labio inferior, deglución infantil.
¿Cómo afectan los malos hábitos a las funciones orales verbales?
Los malos hábitos orales producen alteraciones y malformaciones a nivel craneofacial que darán lugar a alteraciones en las funciones de respiración,
deglución, articulación y fonación. Nos centraremos en las dificultades articulatorias que producen los malos hábitos orales.
Las alteraciones de la articulación de los sonidos del habla producidas por anomalías anatómicas o malformaciones de los órganos implicados en su articulación se denominan disglosias (Torres et al. 2003) Las disglosias se clasifican en función del órgano afectado pudiendo ser labiales, maxilofaciales, dentales, linguales, palatinas o nasales. En la siguiente tabla, se relaciona los malos hábitos orales mencionados con el tipo de disglosia y los fonemas o sonidos del habla que se podrán ver alterados.
PARAFUNCIÓN
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TIPO DE DISGLOSIA
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SONIDOS
DEL HABLA QUE PUEDEN VERSE ALTERADOS
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SUCCIÓN NO NUTRITIVA MANTENIDA
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Labial (fuerza)
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Consonantes /p//b//m/
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Maxilofacial (relación maxilar-mandíbula)
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Consonantes /t/ /d/ /n/ /l/ /s/
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Dental (maloclusión)
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Consonantes /t/ /d/ /s/ /l/ /r/ /rr/ /n/
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INTERPOSICIÓN DEL LABIO INFERIOR
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Labial (fuerza)
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Consonantes
/p/ /m/ /b/ /f/
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Si mantiene la interposición durante el habla
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Consonantes /t/ /d/ /z/ /s/
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DEGLUCIÓN ATÍPICA
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Labial (fuerza)
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Consonantes /p//b//m/
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Maxilofacial (relación maxilar-mandíbula)
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Consonantes /t/ /d/ /n/ /l/ /s/
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Dental (maloclusión)
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Consonantes /t/ /d/ /s/ /l/ /r/ /rr/ /n/
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La tabla refleja las posibles alteraciones de articulación que pueden ser consecuencia de una malformación craneofacial producida por un mal hábito oral mantenido en el tiempo. Cada caso es único y por tanto puede mostrar alteraciones en uno o en varios sonidos del
habla.
Además de las alteraciones en la articulación de los sonidos del habla, los malos hábitos orales también generan disfunciones en la respiración, deglución y fonación. Como ejemplo, un caso en el que se mantenga una deglución infantil o atípica, la posición baja de la lengua favorece la apertura mandibular y por tanto propicia una respiración oral (lo correcto es una respiración nasal). Al no respirar nasalmente puede haber alteraciones en la resonancia de la voz durante la fonación y también en la producción de sonidos nasales como las consonantes /m/ /n/. En resumen, una misma parafunción o mal hábito oral puede dar lugar a alteraciones en múltiples funciones orales verbales (habla, articulación, voz) y no verbales (respiración, deglución, masticación)
¿Cuál es la función del logopeda?
Las logopedas somos las encargadas de prevenir, evaluar, diagnosticar e intervenir en los trastornos de las funciones orales verbales y no verbales que sean causa de los malos hábitos mantenidos. Evaluaremos los hábitos alimentarios, respiratorios y deglutorios, así como las dificultades en el nivel de articulación de los sonidos del habla. Así mismo, realizaremos una evaluación del estado anatómico de las estructuras orofaciales implicadas: labios, lengua, mandíbula, mejillas, maxilar, paladar, etc. en cuanto a estado, posición, fuerza y movilidad y su coordinación durante las funciones orales. Determinaremos el tipo de tratamiento más adecuado para corregir todos los desequilibrios, eliminar los malos hábitos y crear y establecer los patrones correctos para cada función.

Es importante destacar que la intervención sobre los malos hábitos orales debe ser multidisciplinar. Será necesaria la intervención y coordinación con otros profesionales como odontopediatras, cirujanos maxilofaciales, otorrinolaringólogos y por supuesto y de forma imprescindible la participación y colaboración de la familia del paciente.
Si tienes dudas o piensas que tu hijo/a puede presentar alguna de las alteraciones mencionadas, no dudes en ponerte en contacto con nosotras y solicitar una consulta con el equipo de logopedas del Centro de Psicología y Logopedia ECCOS.
Si te interesa saber más, a continuación, describiremos los malos hábitos más comunes que podemos observar en los niños y las alteraciones que producen a nivel de labios, mandíbula, maxilar, dientes y paladar.
Alteraciones orofaciales producidas por los malos hábitos orales
1. Hábito de succión
Por un lado, encontraremos la
succión con fines nutritivos en la etapa de lactancia, cuando los bebés se sirven de la
succión para alimentarse. No obstante, el hábito de
succión también aparece y persiste con el objetivo de satisfacer necesidades psicológicas, lo que dará lugar a una
succión no nutritiva, es decir, la
succión de dedos o bien la
succión de objetos que sirve como mecanismo de reconocimiento y exploración del entorno en niños de hasta 2 años, etapa en la que el reconocimiento táctil es mayor en la boca y exploran el mundo a través de este sentido. Aunque la
succión no nutritiva forma parte del desarrollo neonatal si se prolonga en el tiempo dará lugar a alteraciones en las estructuras orofaciales.
El hábito de succión digital o succión de dedo mantenido en el tiempo dará lugar a una malformación maxilofacial. La presión del dedo pulgar sobre el premaxilar (hueso maxilar en desarrollo) sumado al apoyo de la base del dedo sobre la mandíbula y al vacío intraoral que se genera durante la succión provocarán un adelantamiento del hueso maxilar y un retraimiento de la mandíbula (procesos de proyección y retroversión) Además, por la actividad muscular del labio alrededor del dedo y la contracción de las mejillas (buccinadores) que presionan las zonas laterales del maxilar y la mandíbula provocarán un adelantamiento de la dentición dando lugar a una mordida abierta y cruzada.

El hábito de succión de chupete prolongado más allá de los 24 meses produce un desplazamiento de la lengua sobre la mandíbula y un estiramiento de los músculos orbicular y buccinador (labios y mejillas) lo que provoca un distanciamiento mandibular y maxilar dando lugar a una mordida abierta anterior, cruzada posterior.
Hábito de succión de chupete prolongado. Se puede observar el adelantamiento de los dientes superiores y el retraimiento de la mandíbula.
2. Interposición del labio inferior
En el caso de interposición y/o succión del labio inferior los niños introducen el labio inferior apoyándolo en los incisivos inferiores (dientes de abajo) y dejando los incisivos superiores entre ambos labios. El labio superior estará en un estado muscular de hipotonía (debilidad muscular) lo que añadido al exceso de fuerza muscular del labio inferior (hipertonía) provocará la proyección hacia fuera de los incisivos superiores. Este caso producirá unas características muy similares a las de la succión digital.
Mordida abierta anterior, vista lateral. La distancia entre los dientes superiores e inferiores está aumentada. Los dientes superiores están adelantados.
Mordida normal. La distancia entre los dientes superiores e inferiores es mínima. La posición mandibular y maxilar permite un correcto sellado dental y por ende sellado labial.
3. Deglución infantil
En las primeras etapas de la vida la
deglución se realiza a través del mecanismo de
succión nutritiva. En este tipo de
deglución, la lengua se sitúa entre los rebordes alveolares (la encía superior e inferior). Alrededor del segundo año de vida, con el nacimiento de los molares, se inicia una masticación en la que es necesaria una actividad dentaria, mandibular y muscular coordinada junto con la acción de la faringe y el esófago. En este momento, se debería cesar la alimentación que requiera de la
succión como mecanismo principal como por ejemplo el uso del biberón y dar paso a una alimentación que favorezcan la madurez masticatoria y deglutoria (tanto en el tipo de alimento como en el utensilio). La transición de una
deglución a otra es gradual y hay momentos de la etapa infantil en los que ambos tipos de
deglución coexisten, por ejemplo, un bebé cuya alimentación principal sea a través del biberón, pero esté comenzando a introducir en su dieta pequeños trozos de alimentos sólidos.
La deglución madura se caracteriza por mantener los dientes juntos, la mandíbula estabilizada sin movimientos exagerados en la musculatura perioral (labios, mentón, mejillas), la punta de la lengua apoyada contra el paladar arriba y por detrás de los incisivos superiores y una mínima contracción de la musculatura labial.
En la deglución atípica la interposición lingual entre los incisivos superiores e inferiores se relaciona con mordida abierta, protrusión de los incisivos (adelantamiento de los dientes), desgaste de los bordes de los incisivos y un cambio en la morfología facial producido por la posición baja de la lengua que reposa sobre el suelo de la boca en lugar de sobre el paladar como en la deglución adulta. La posición baja de la lengua favorece el crecimiento mandibular e impide la estimulación del desarrollo del maxilar dando lugar a un paladar estrecho y una mordida abierta anterior. Con todo esto, se rompe el equilibrio muscular lo que provocará anomalías faciales y alterará los patrones de crecimiento facial.

Empuje lingual secundario a mantenimiento del patrón deglutorio infantil. En la sonrisa se ve la interposición de la lengua entre los dientes superiores e inferiores y el desplazamiento de las piezas dentales.
¿Qué hacer si piensas que tu hijo/a puede presentar una alteración?
Si después de leer esta entrada consideras que tu hija/o puede presentar alguna de las alteraciones mencionadas te invitamos a consultar con nuestro equipo de logopedas. Los profesionales de logopedia te ayudaremos a saber cuándo y cómo eliminar los malos hábitos o parafunciones con el objetivo de prevenir futuras alteraciones de las funciones orales. Además, nos encargamos de evaluar, diagnosticar e intervenir sobre las alteraciones ya presentes eliminando los malos hábitos y creando nuevos patrones funcionales que favorezcan el correcto crecimiento y desarrollo musculoesquelético orofacial.
Bibliografía: Peña Casanova, J., & Toja, N. (2013). Disglosias. En J. Peña Casanova, Manual de logopedia (págs. 139-151). MASSON.
RENI MULLER, K., & PIÑEIRO, S. (2014). Malos hábitos orales: rehabilitación neuromuscular y crecimiento facial. Rev. MEd. Clin. Condes, 380-388.
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